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Maridaje con pastas
En principio podemos pensar en pastas secas, pasta fresca o pasta rellena como categorías generales. Sin embargo y excepto por pocos casos, la pasta en sí nos dice muy poco para pensar en maridajes, dependemos totalmente de la salsa con la que la acompañemos. Las siguientes son algunos ejemplos o sugerencias tentativas y no estrictas.
Aquí van algunos ejemplos ilustrativos pero no rígidos:
Salsa boloñesa
Al contener carne roja y una cocción de sabores concentrados, proponemos un vino tinto, ya sea joven o crianza.
Salsa de tomate y verduras
Tinto joven o rosado para obtener la frescura de la fruta. También podremos optar en algún caso por un blanco con cuerpo como un chardonnay o un pinot gris. Tener en cuenta que el tomate y ciertas verduras contienen un alto nivel de acidez, por lo cual vinos blancos demasiado ácido no serán muy recomendables.
Pasta ligera, con mozzarella, orégano y aceite de oliva
Necesitamos un buen rosado que pronuncie sus sabores y aromas.
Salsas marineras, acompañados de mejillones
En su preparación suelen contener vinos blancos, por lo cual estos serán los indicados para continuar su acompañamiento. Pensaremos en un blanco de cuerpo medio seco y con carácter como puede ser un Albariño.
Pasta fresca al huevo, con salsa cremosa y parmesano
Estas salsas poseen un contenido graso medio debido a la crema y el queso parmesano, por ello consideramos que un vino blanco suave no es la mejor opción sino un rosado o un blanco seco de cuerpo medio.
Con salsas ligeras (bechamel, carbonara)
Blancos con cuerpos y viva acidez, jóvenes o con paso por barrica, rosados ligeros y frescos.
Con salsas de carne o pastas rellenas de carne
Tintos de cuerpo medio jóvenes o media crianza.
Ensaladas frías con pasta
Es el caso de arriesgarnos un poco con un vino liviando, frutal y aromático como un Sauvignon Blanco o un Chenin Blanc seco por ejemplo.
Maridar
Definiremos Maridaje como la unión o combinación de comidas con bebidas. En el caso de analizar el maridaje con vinos, podemos destacar que el vino debe barrer muy suavemente el dejo gustativo de la comida, quedando un final de boca con la expresión del vino y predispuesta para un nuevo bocado.
